A lo largo de la vida universitaria es común que los estudiantes vivencien situaciones sumamente demandantes, generando un agotamiento y estrés respecto a las actividades académicas. El desgaste emocional y físico se convierte en un trastorno prolongado denominado burnout académico, el cual afecta principalmente la capacidad, la motivación y el rendimiento académico. 

Este síndrome fue incluido en el listado de afecciones reconocidas por la Organización Mundial de la Salud – OMS en el 2019. El psicólogo norteamericano Herbert Freudenberger fue el primero en identificar con el término «burnout» al estado de estrés que padecían médicos, policías y docentes al ejercer sus profesiones. Más tarde se visualizó que estas situaciones también se presentan en otras actividades, tales como el estudio. 

Para identificarlo es importante prestar atención a las señales de alerta, entre ellas, se destacan: agotamiento continuo, tensión en el cuerpo, aislamiento, falta de motivación para el desarrollo de actividades académicas, falta de creatividad, ansiedad y depresión.  

Entre las principales recomendaciones para combatirlo se indican actividades que las personas pueden emplear por sí mismas, como:

  • Separar la vida personal de la académica.
  • Ser organizado. 
  • Realizar ejercicios frecuentemente.
  • Dormir las horas necesarias.
  • Destinar un tiempo para disfrutar de hobbies o actividades de ocio.
  • Prestarle atención a las emociones.
  • Buscar ayuda cuando sea necesario.
  • Llevar una alimentación equilibrada. 
  • Desarrollar la resiliencia emocional.

Por otra parte, los especialistas recomiendan tratamientos psicosociales de reconstrucción de la autoestima y fomento de la resiliencia, entre ellos mindfulness, compromiso y aceptación, y entrenamiento de la resistencia.

Teniendo en cuenta que la etapa universitaria implica una gran responsabilidad y a su vez debe conjugarse con otras, como, las laborales, personales y sociales es importante prestar atención a la sobrecarga que esas situaciones pueden implicar en muchos casos, estar alerta permite identificar los síntomas de este trastorno y, por ende, erradicarlo de la manera más adecuada, evitando que afecte al rendimiento y desenvolvimiento académico.

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