La proactividad es el comportamiento o actitud de una persona, caracterizada por el control de las situaciones, la iniciativa, la anticipación, el positivismo y la responsabilidad ante la toma de decisiones.
Una persona proactiva es aquella que actúa de manera organizada frente a circunstancias de cualquier índole. Se trata de una actitud ampliamente valorada actualmente por las empresas o instituciones, es decir, contar con la capacidad de encontrar una rápida solución a los problemas, es un valor agregado que los reclutadores tienen más presente. Este punto es sumamente visible en la actualidad y más aún en un entorno laboral cambiante y cada vez más exigente.
La proactividad puede ser adquirida y potenciada desde cualquier perfil profesional, implica un proceso de actuación sencillo a través de los siguientes pasos, en primer lugar, se debe analizar la situación, luego plantear propuestas de mejora o solución, siempre y cuando estos respondan o concuerden con los objetivos de la empresa o institución, teniendo como prioridades los requerimientos del momento, y finalmente realizar un análisis que permita observar los resultados obtenidos.
Contar con ello será de suma importancia para cualquier profesional, permitiéndole su implicación en diferentes proyectos, desempeñarse con mayor eficiencia y profesionalismo, además de potenciar su capacidad de liderazgo en un entorno de trabajo, en la cual tendrá mayor notoriedad su habilidad para tomar la iniciativa y anticiparse ante los hechos, así como la previsión de posibles consecuencias que pueden desencadenarse en el ámbito en el cual se está desenvolviendo.
Entre las principales características de las personas proactivas se pueden citar:
- Poseen confianza plena en ellos mismos.
- Identifican sus puntos más fuertes y máxima capacidad.
- Fomentan pensamientos positivos.
- Reciben las críticas de manera constructivas.
- Su mente siempre apunta a nuevos horizontes.
- La mayor parte del tiempo están haciendo alguna actividad, pero nunca de forma precipitada.
- Cuentan con amplia capacidad para adaptarse al cambio.
- Prefieren las metas a largo plazo.
- Poseen el control de sus emociones.
La proactividad en un perfil profesional aporta consecuencias positivas, beneficiando tanto a los trabajadores como a la empresa u organización, convirtiéndola en una herramienta imprescindible para mantenerse vigente y enfrentar un mundo laboral altamente exigente.
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