El estrés es un conjunto de reacciones fisiológicas que se producen cuando una persona atraviesa situaciones de cambios, desafíos, peligro, tensión o miedo, ya sean en el ámbito personal o profesional.
Específicamente el estrés académico es considerado una reacción fisiológica, emocional, cognitiva y conductual ante eventos que se producen en el proceso de formación en cualquier nivel.
Lo viven cada vez más estudiantes, a raíz de la acumulación de trabajos, tareas, evaluaciones y la suma de responsabilidades personales o laborales. Entre sus principales síntomas físicos se pueden citar: mayor necesidad de dormir, dolor frecuente de cabeza, molestias estomacales, taquicardias o palpitaciones, aumento o disminución del apetito, dolor de espalda y bruxismo (tensión de mandíbulas).
Algunos síntomas psicológicos son: ansiedad constante, angustia y ganas de llorar frecuentemente, disminución en la motivación para realizar actividades académicas, dificultad para recordar, irritabilidad frecuente, temor por no poder cumplir con las actividades académicas.
Especialistas en el tema recomiendan las siguientes actividades para combatirlo:
- Establecer objetivos y prioridades.
- Fomentar una actitud positiva.
- Planificar las actividades.
- Mantener una alimentación adecuada.
- Dedicar tiempo a actividades recreativas.
- Buscar ayuda profesional.
- Crear estrategias de estudio.
- Pensar en el presente y no adelantarse a los hechos.
Prevenir y controlar el estrés ayuda a disminuir las posibilidades de desarrollar complicaciones de salud a nivel físico y mental, a partir de este trastorno, por lo que es sumamente importante identificar sus síntomas y tratarlos a tiempo.
En el ámbito académico será fundamental controlarlo a fin de obtener los resultados deseados y cumplir con las responsabilidades que este ámbito demanda de manera correcta.
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